Iquique iluminado entero, pascueros,
carros alegóricos por todas partes, familias disfrutando, niños corriendo
alegres, casas que parecen cuentos de hadas.
En la vereda un niño miraba por la ventana. Un hermoso
nacimiento que abarcaba toda una sala, lo acompañe a mirar. Realmente era
hermoso y ambos nos evadimos por un momento.
De repente lo siento toser y eso
hizo que volviera a la realidad, el niño se tambaleo y alcance a sostenerlo. Crees
en mí. Si... respondí, se ilumino todo su cuerpo y en un abrir y cerrar de ojos
desapareció, entendí que no estaba sola que estaba conmigo acompañándome.
MERCEDES ADELAIDA OÑATE BAÑADOS
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La libertad existe tan sólo en la tierra de los sueños
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